Una de aquellas enfermedades que por más que se tenga pleno conocimiento de sus factores de riesgo, procesos fisiológicos asociados y cuyo pronóstico es siempre el mismo, es el Alzheimer. Lamentablemente, los años de investigación apenas han elevado la calidad de vida de millones de pacientes que día tras día luchan contra este mal y que, junto con su carácter degenerativo, sume a los familiares de quienes sufren la enfermedad en una serie de situaciones dolorosas.
 
Sin embargo, las investigaciones médicas tendientes a buscar alguna solución para el Alzheimer, si bien no han conseguido dar con la cura definitiva, poco a poco se acercan hacia una mejor comprensión de la enfermedad y, con ello, a la esperanza de un tratamiento que o bien revierta los síntomas o que frene el avance del mal. Por ello, el hecho de que recientemente un equipo médico haya descubierto que existen ciertas proteínas en el cerebro que pueden detectarse con años de antelación y que son el origen del Alzheimer es una noticia que bien vale muchas portadas.
 

Un simple análisis de sangre

 
Estas proteínas, llamadas lisosomales, cumplen un rol primordial en la eliminación de material celular dañado del sistema nervioso, las cuales se encuentran en niveles más elevados en la sangre de personas con sus capacidades cognitivas normales en relación a pacientes que, incluso en un lapso de 10 años a futuro, contraerá el mal de Alzheimer.
 
En este sentido, a pesar de que el hallazgo se encuentre aún en una fase de estudio y que, en definitiva, significa sólo el comienzo de una serie de nuevas investigaciones y pruebas, da cuenta de un hecho concreto: la observación de niveles anómalos de la proteína lisosomal en la sangre puede ser un elemento diagnóstico que permita pronosticar de manera real la aparición de Alzheimer en la posterioridad. Considerar esto como el primer paso hacia un tratamiento definitivo de esta enfermedad o hacia la prevención temprana del Alzheimer no es descabellado y nos dice, por ahora, que la ciencia avanza en un buen sentido y que los años de investigación siempre traen buenos frutos.