El proceso de envejecimiento, al mismo tiempo de traernos más sabiduría, conlleva una serie de cambios corporales y conductuales que, sea como sea, llevarán a ciertas modificaciones en nuestra conducta producto del debilitamiento de algunas funciones cognitivas. El pensamiento se hace más lento y las ideas ya no fluyen con la suficiente rapidez como lo hacían décadas atrás.
 
La memoria, asimismo, se vuelve mucho más débil y recordar eventos se hace más difícil, sobre todo sin estos han ocurrido hace poco tiempo. De hecho, para los adultos mayores resulta mucho más fácil echar memoria sobre situaciones suscitadas muchos años antes, aspecto también evidente en ciertas enfermedades neurológicas donde el Alzheimer parece ser la más seria y la más temida de todas.
 
Ahora bien, al momento de nacer, todos llegamos al mundo con cierta carga cerebral dada por nuestros antecedentes genéticos y por la forma en cómo nuestra madre se alimentó, cómo pasó el embarazo y si fue una experiencia agradable o no. Esta carga cerebral es algo así como el juego de cartas con que nos presentamos al mundo: si es un buen set de naipes, seguramente tendremos mejores resultados en la vida y si no, quizás sea un poco más complicado, pero aún tenemos una salida alternativa.
 
 
Claramente, no basta con una buena “carga cerebral” de nacimiento sino también con la forma cómo jugamos esas cartas que traemos de nacimiento. Un buen entrenamiento, contar con estímulos positivos y no dejar que el cerebro se vaya atrofiando sin someterlo a ejercicios continuos es igual de importante a los factores genéticos que tengamos.
 
Sea como sea, el proceso de envejecimiento nos afectará a todos por igual y, a unos más a otros menos, se nos hará más complejo ir soplando velas y darnos cuenta que las cosas ya no son como antes. La buena noticia al respecto es que al menos media hora de caminata diaria es el mejor remedio de todos. Junto con cuidar nuestro corazón y entregarnos una mejor salud a nuestro sistema circulatorio, caminar es la mejor ayuda que le podemos brindar al cerebro. Previene el Alzheimer, mejora el rendimiento intelectual y ayuda a que nuestra memoria se mantenga siempre en buen estado. ¿Medicamentos? ¿Para qué? Si con media hora de caminata al día estaremos protegiendo nuestro cuerpo de mejor forma.