Una de las preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez es si las personas en estado de coma están realmente del todo desconectadas de su entorno y si estas son o no capaces de percibir los estímulos que los rodean. Ciertamente, es una duda que inquieta bastante, aún más si pensamos que muchas de las políticas públicas apuntan hacia la apertura de la población hacia la donación de órganos, algo que se realiza mientras el donante está aún con vida pero en estado vegetativo o en coma.
 
¿Y qué sucede si estoy en coma, consciente de lo que ocurre a mi alrededor y extraen mis órganos para ser donados? Claramente, si llegase a suceder eso, no tendríamos cómo entregar nuestro testimonio. Sin embargo, diversos estudios sostienen que quienes se encuentran en coma sí con capaces de conectarse con su entorno y percibir todo tipo de estímulos.
 
En efecto, hay datos sólidos de personas que tienen recuerdos lúcidos de sucesos suscitados mientras ellos han estado en coma, algo que echa por tierra la idea de que ellos están del todo inconscientes y que sí perciben lo que ocurre a su alrededor además de ir creando recuerdos de cada uno de los sucesos vividos en este estado.
 
Por ello, los estudios realizados en personas en coma son cada vez más frecuentes y, en todos ellos, se busca establecer la conexión entre un estado de consciencia y la incapacidad para ejecutar movimientos. Al respecto, se cree que la región cerebral del hipotálamo es la responsable de funcionar como puente entre los estímulos externos y la ejecución de órdenes a nivel motor, por lo que las investigaciones actuales se centran en esta zona cerebral.
 
Idealmente, se espera llegar a resultados concluyentes y alentadores que no sólo permitan decir tajantemente que el coma no es sinónimo de inconsciencia y que, por ello, solucionando cierto desajuste cerebral pueda volverse “a la vida” a quienes se encuentran en este estado que, hoy por hoy, resulta todo un mundo desconocido.