Si bien todos sabemos que la música constituye toda una experiencia enriquecedora para nuestro cerebro y conducta, lo cierto es que hay una enorme diferencia entre escucharla y ejecutarla. Mientras escuchar ciertas piezas musicales estimula ciertas áreas de nuestro cerebro y nos sumerge en un determinado estado mental y emocional, interpretar algún instrumento musical representa una actividad que nos lleva incluso a modificar nuestra estructura cerebral abriendo nuevos horizontes en nuestra vida.
Los beneficios de aprender e interpretar música son variados y, cómo no, siempre conviene poner atención a este tipo de cosas si por alguna casualidad se nos ocurre darnos el tiempo para ejecutar alguna pieza por nuestra propia cuenta.
- Aprender las notas musicales y reconocerlas en los distintos sonidos agudiza nuestros sentidos y nos provee una nueva capacidad de adaptación al medio, donde el cerebro ejerce un mayor control.
- Está demostrado que los músicos poseen una corteza cerebral más grande que quienes no saben tocar algún instrumento. En este sentido, la cantidad de conexiones neuronales de alguien que sepa ejecutar alguna pieza musical es sustancialmente mayor a la de una persona que no conoce de música.
- Aprender música eleva nuestros umbrales de abstracción, permitiéndonos ver nuevas salidas ante potenciales problemas y estimular así la creatividad en todos los sentidos.
- Saber interpretar un instrumento mejora la plasticidad cerebral y eleva la capacidad cognitiva de los sujetos.