GANADERÍAS TAURINAS

Dedicadas a la cría de toros para espectáculos, su desarrollo ha sido lento y costoso. En la tradición ganadera bovina los machos en su mayoría pasaban a los rastros o degolladeros en temprana edad, al no compensar el precio obtenido de la venta del animal adulto el costo de sus cuidados y merma de pastos para sus congéneres.
Con anterioridad al último tercio del siglo XVII era difícil encontrar toros en venta por el escaso número de ejemplares. Las dificultades que encontraba cualquier empresario para organizar una corrida de toros eran muy grandes y resultaba preciso, para que los ganaderos cedieran sus ejemplares, "providencia del rey de Navarra", estampada con su firma y orlada con su sello. Conforme avanzó el siglo XVII aquella disposición se hizo innecesaria y desapareció a finales del mismo. Los ganaderos navarros se percataron de que era rentable vender toros para las funciones taurinas y dejaron desarrollarse en sus dehesas bastante, más machos que los necesarios para las faenas reproductoras. También surgió un cierto orgullo entre los ganaderos, deseosos de que sus ejemplares poseyesen y demostrasen fuerza y bravura en sus peleas hasta morir en los ruedos. Se observaba entre los criadores de reses brava, un intento de emulación de superar a los de su gremio, por lo que se esforzaban en seleccionar sus ejemplares, hábiles especialmente para la lucha contra los toreros de a caballo. Los astados se cotizan a precios elevados, mas también se registran épocas donde se pagan ateniéndose al "desempeño", es decir, a la pujanza y bravura que han demostrado los toros durante la lidia. Se afirmaba que mantener ganado bravo "más bien cuesta gastos y desembolsos que produce utilidades" y se propala "como axioma evidente que no debe ser dueño de torada el que no sea rico". Tales asertos pueden confirmarse con claros ejemplos en Navarra, donde la nómina de ganaderos puede referirse a cualquier siglo.
En el XVII, procedían los toros navarros en su mayor parte de Arguedas, Buñuel, Cadreita, Corella, Cortes, Fustiñana, Tudela, Valtierra... y con menor frecuencia de Ablitas, Aibar, Azagra, Cabanillas, Caparroso, Cáseda, Castejón, Funes, Mendavia, Muruarte de Reta, Olite, Ribaforada, Tafalla... Existe documentación sobre los ganaderos Francisco de Ablitas, Diego de Aibar, Jerónimo de Aibar, Bartolomé Almazán, Diego de Allo, Juan Biamonte, Miguel Blasco, Juan Jerónimo Briones, María Cagetal, Jerónimo Calatayud, Pascual Edesa, Martín Esain, Juan Escudero, Juan Antonio Enriquez, Timoteo de Falces, García Langosto, García de Resa, Julio de Gorria, Pedro Ibiricu, Juan de Irigaray, Pedro Judio, Bautista Lacarra, Antonio de Lecumberri, Melchor Lerma, Liñán y Vera, Juan de Muru, Antonio Navarro, Juan Navarro, Martín de Navascués, Juan Manuel Pascual, Miguel Pérez, Pedro de Rada, Viuda de Roncal, Marqués de Santacara, Pedro de Sartolo, Andrés Solano, Doctor Valladolid, Diego de Viguria, Manuel Virto, Isabel Virto, Agustín Ximénez, Juan Ximénez, Pedro Ximénez. Durante el siglo XVIII existen datos sobre ganaderos de Tudela: MaríJosefa Colmenares, Antonio Lecumberri, Isabel Virto y Luna, Viuda de Lecumberri, Antonio Lecumberri, Ana María de Vicuña, Francisco Xavier de Guendulain. Corella: Juan Escudero y Valero, Martín Virto, Luis Sesma y Escudero. Villafranca: Joseph Francisco de Arévalo, Manuel de Arévalo e Ibero, Funes: Pedro Jiménez de Tejada. Arguedas: Gabriel Gómez y Fernández. Cortes: Martín de Ciriza. Caparroso: Joaquín Zalduendo.
En el siglo XIX alcanzaron el máximo esplendor los toros de casta navarra y en los anales del toreo consiguieron timbres de honor ejemplares de Zalduendo (Caparroso), Guendulain (Tudela), Carriquiri (Tudela), continuados por Espoz y Mina, Lizaso (Tudela), Pérez de Laborda (Tudela), Díaz (Peralta), Elorz y Bermejo (Peralta), Poyales (Corella), Alaiza (Tudela). Algunas de ellas continuaron durante lustros en el presente siglo, pero desaparecieron los toros de raza navarra, que fueron capaces de enraizar en tierras americanas y refrescar sangre de algunas ganaderías españolas.
En la actualidad existen en Navarra famosos ganaderos de reses bravas, siendo conocidos, entre otros, Martínez Elizondo, Moreno, Aguirre, Macua, etc.

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  Divisas de ganaderías taurinas

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  Última corrida de Espoz y Mina

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  Arponcillos de Lizaso Díaz

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Bibliografía

V. Pérez de Laborda. Historia de una ganadería de toros bravos en el siglo XIX de Tudela (Navarra) (1980).